Quisiera decirte que todo será miel sobre hojuelas y que el camino que te ha tocado recorrer siempre estará libre de piedras, pero  sería mentira y no por el hecho de ser madre soltera, sino porque en realidad la vida en sí viene con desafíos y duras pruebas para todos, así que todo depende del cristal con que miras las cosas y de la actitud que pongas para afrontar los retos.

Recuerdo que cuando estaba embarazada y sola, todo el mundo me advertía lo duro que la pasaría, lo "arruinada que tenía la vida", y lo difícil que sería encontrar un hombre bueno que en verdad me amara y no pretendiera sólo utilizarme. Sinceramente ¿te digo algo? Creo que jamás me sentí más querida y respetada que después de haber tenido a mi hija, porque el valor no te lo da la virginidad ni una relación fallida, el valor te lo das tú como persona y nadie más, así que en primer lugar, estará en tus manos tener una pareja que realmente valga la pena, todo dependerá de cuánto te quieres.

Puede que decidas quedarte sola o volver a buscar el amor, esa es tu decisión y tu sabrás cuando estés lista para abrirte a nuevas oportunidades. Pero si por estar sola te sientes desafortunada y aveces rompes en llanto porque crees que necesitas la ayuda de alguien más, te tengo que decir que estando acompañada también vienen días difíciles, también vienen días en dónde uno se siente sola y en dónde sientes que necesitas ayuda, la maternidad es un trabajo arduo aún estando acompañada, 

También te tengo que decir que probablemente llegué el hombre ideal a tu vida, pero aún así tendrás que enfrentarte a muchas cosas más, vivimos en una sociedad aún con muchos prejuicios, que juzga, señala y castiga los errores humanos, siempre habrá quién haga comentarios desatinados o no apruebe tus relaciones, sin embargo, del otro lado de la moneda siempre habrá quién te apoye, te ayude y te admire.

Te voy a contar como llevo mi vida, para que veas que los pronósticos de otros no tienen porque ser una ley que se cumpla en tu vida:

No sólo era una madre sola, además era una madre adolescente con estudios truncos. Muchos pensaban que había estropeado mi vida de una manera tonta. La realidad no sé que es a lo que llamen estropear, pues realmente me perdí de cosas tan banales que no me parecen indispensables; cierto, se me acabaron las fiestas, las salidas con los amigos, las noches de antros y de tragos, el dormir hasta medio día y las tardes de flojear, yo ya tenía una gran responsabilidad.

La gente quizá pensaba que me convertiría en una máquina implacable de bebés y que nada más vendría a mi vida. Por fortuna, tuve unos padres que se aferraron a creer en mi pesé a que no había seguido el plan que ellos tenían. Desde el momento en que nació mi hija, mis padres lo único que me exigieron fueron buenas calificaciones y responsabilidad total para con mi hija. Así pude terminar la preparatoria y después vino la universidad. En el trayecto llegó Edgar a mi vida, un hombre que desde siempre me ha acompañado, impulsado y ha sido un gran padre para mi hija. Nos casamos, hoy él está estudiando su universidad y ahora tenemos otra hija. Cuantos planes y proyectos de vida tenemos. Mi vida no la he visto para nada arruinada, al contrario, mi hija, ahora mis hijas, siempre han sido un gran impulso para luchar, conocer, estudiar, compartir y vivir la vida intensamente, Así que cuando alguien quiera pronosticar un panorama desolador, dale la vuelta a la página. Es verdad que no la tienes fácil. para las mejores cosas son las que más trabajo cuestan.

¿Quieres contarnos tu historia? Animate, siempre serás inspiración para otras mamás, y tenemos ganas de escucharte.